Archivo por meses: marzo 2010

La Iglesia y el genocidio ruandés

Del periódico digital Dominio Público extraigo parte de un artículo (sugiero que leáis el texto completo y los comentarios en el propio periódico) en que Nicole Thibon proporciona abundante información acerca de la influencia de la Iglesia Católica en Ruanda y de su posicionamiento racista a favor de la etnia hutu y en pro de sus propios intereses. Según expone Nicole Thibon, dicho posicionamiento fue un factor determinante, en las muchas masacres y genocidios perpetrados en ese país durante prácticamente todo el siglo XX.

NICOLE THIBON

Hay que tener una buena dosis de inconsciencia para zambullirse en la historia del genocidio perpetrado en 1994 en Ruanda por la mayoría hutu contra la minoría tutsi. Pero es de actualidad : según un informe de la ONU de noviembre de 2009, las milicias del Frente Democrático de Liberación de Ruanda (FDLR) “habrían recibido regularmente apoyo político, logístico y financiero de gente vinculada a las fundaciones católicas El Olivar e Inshuti” y fondos provenientes “directamente e indirectamente del Gobierno de las islas Baleares”. Hoy dirige el país el presidente tutsi Paul Kagamé; pero las milicias hutus –acusadas de saqueos, asesinatos, violaciones y raptos de niños en el Kivu congolés– se empeñan en retomar el poder. Lo que realmente asombra es la implicación de sectores de la Iglesia católica en la política de ese país africano.
Desde la colonización y evangelización de Ruanda, el país de las “mil colinas”, hacia el año 1900 (poblado por un 80% de hutus y un 10% de tutsis) la Iglesia jugó un papel no sólo religioso sino político. En su trabajo, los misioneros católicos se toparon con la resistencia de los tutsis y gozaron en cambio de una gran benevolencia hutu. Si bien no se puede acusar a la Iglesia de haber creado las categorías o “razas” hutu y tutsi, han contribuido a arraigar y justificar la división de dos grupos que jamás se habían enfrentado a lo largo de siglos sino en trifulcas de intereses entre agricultores tutsis y pastores hutus. En nombre de las etnias, etnólogos y misioneros pensaron haber hallado en África un terreno en el que aplicar las teorías raciales propias del siglo XIX.
En 1931, la Iglesia obtuvo la destitución del rey tutsi Muyinga, contrario a la cristianización de su pueblo. Numerosos clérigos y miembros de la jerarquía se implicaron en la propagación de “esquemas racistas”, por ejemplo en la obra del Padre Albert Pagès o del obispo Léon Classe. Después del Padre Loupias, el abate Alexis Kagamé propagó esquemas racistas en la lengua local. En 1933, los padres blancos fundaron el periódico católico Kinyamateka que más tarde propagaría la ideología “Parmehutu” en donde el tutsi es un “no cristiano”, “anti-blanco”, “mentiroso”, “inteligente y artero”; mientras que el hutu es “trabajador”, “indígena dócil”, “amigo del blanco”.

Seguir leyendo

Dos poemas de Juan Ramón Jiménez

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.



Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica,
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

(Eternidades. 1918)

***

El primer poema me ha gustado mucho porque está en la línea taoísta y budista que tanto me aporta. Pone de manifiesto de forma sutil y maravillosa la diferencia entre lo que creemos ser y lo que  somos.

El segundo me ha hecho pensar en Claudia tan apasionada de la poesía y de la vida. Y se lo dedico.

Puedes leer algunos otros poemas de J.R. Jiménez en el sitio  cetr.net

Corrector ortogràfic català per Leopard i Snow Leopard

He trobat això que em feia falta i potser a algú de vosaltres li resulti útil. És un corrector que s’integra plenament al sistema operatiu com si fos qualsevol altre idioma dels que porta per defecte.

El de Snow és més fàcil d’instal·lar que el de Leopard, però en qualsevol cas sempre és senzill i val la pena.

Òbviament cal donar les gràcies a la gent de mossegalapona.cat, que són els que s’ho han ‘currat’.

Netbooks y OS X – compatibilidad

Llevo unos 15 años con Mac, pero nunca he estado tan enamorado como ahora. Y no es por las máquinas (antes eran más robustas) sino por su maravilloso sistema operativo. En este momento acabo de migrar a Snow Leopard…

Siempre tengo la duda de qué voy a hacer si necesito otro ordenador, del tipo que sea… Así que me alegra saber que hay muchos netbooks plenamente compatibles (y eficientes con OS X). No es que tenga plan de comprar ninguno por ahora… Creo que un macbook, si no cargas mucho tiempo con él, da un rendimiento muy superior… y ya tengo uno. Pero nunca se sabe.

Por si interesa a alguien y para tenerlo a mano dejo aquí un gráfico que he encontrado, no recuerdo dónde (lo siento), con los niveles de compatibilidad entre netbooks y OS X.

¿También habrá Canon para las bibliotecas?

Podría ser que las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid, en España, cobren por el préstamo de libros. Esta medida tiene que ver, cómo no, con las sociedades de autores de España que con tanto empeño defienden (o eso dicen) los intereses de estos autores.
José Luis Sampedro, afamado escritor hispano manifiesta su desacuerdo con esta medida con el siguiente texto:

POR LA LECTURA

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.
Sus ‘clientes’ éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón
bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio..

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la
operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?
Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña..

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

Saber escuchar

Escucho la respuesta

La Inteligencia Infinita conoce la solución perfecta a cada problema y tiene todas las respuestas. Pero no las grita. Habla suavemente sin invadirme, con profundo respeto a mi deseo -o no- de escucharla.

Del Libro de las Afirmaciones, de Alicia Dellepiane


Escuchar como nadie

Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizá, algún lector; cualquiera sabe escuchar.

Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No porque dijera o preguntará algo que llevara a los demás a pensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda su simpatía. Mientras tanto, miraba al otro con sus grandes ojos negros, y el otro en cuestión notaba de inmediato cómo se le ocurrían pensamientos que nunca hubiera creído que estaban en él.

Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad. Y la manera en que sabía escuchar Momo era única.

Breve extracto de Momo, relato de Michael Ende.

Un profeta… buen cine mucho más allá de Hollywood

Solo unas pinceladas para animaros a ver esta asombrosa película.

  • Cadena Perpetua es más asequible y, por supuesto, mucho más ortodoxa, pero Un Profeta es mejor.
  • A pesar de su metraje no se hace larga y el espectador amante del buen cine permanece en todo momento subyugado por lo que ocurre en la pantalla.
  • Los personajes, a años luz de muchos de nosotros, de tan verdaderos se hacen cercanos y resultan totalmente creíbles.
  • La fantasía y los sueños tienen su espacio y su importancia.
  • Un Profeta no es (solo) un drama carcelario, es mucho más.
  • No me importará verla más de una vez y estoy seguro de que será lo mejor para captar todos los detalles y saborear su magnitud.
  • Competía por el Oscar y, con todos los respetos para Campanella y su magnífico film El secreto de sus ojos, este Profeta es superior.
  • Un Profeta es cine del mejor. Quiero pensar que puede llegar a todos los públicos, salvo niños y mentes melindrosas… aunque tal vez peque de optimista y sea un film demasiado oscuro y alejado de los patrones hollywoodienses, como para enamorar al público mayoritario.

Mi post, después de tanto tiempo es breve, lo admito. Otro día seré más extenso. Mientras, os dejo un enlace a la interesante crítica de Adrian Massanet en Blog de Cine.

Y os dejo también un enlace al cartel francés, que es muy bueno, aunque quizás no tan impactante como el que he puesto arriba.