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De vuelta el MusicBox

Vitrola

Por razones que no vienen al caso, hace algún tiempo quité de la barra lateral y ahora vuelvo a restaurar el widget de MusicBox, que enlaza poemas y canciones con especial significación para mí y que están ahí para que las podáis escuchar vosotros, si queréis, y las tenga yo siempre a mano.

Se trata solo de una pequeña selección, unos pocos archivos escogidos… Por lo que respecta a la música es variada, en cuanto a los poemas son casi todos de Girondo, aunque hay alguna cosa de Saramago o de Segarra (recitado por Ovidi).

En fin, os dejo un enlace aquí mismo para que veáis de qué va la cosa…

Calle de las Sierpes – Oliverio Girondo

 

La imagen que ilustra esta entrada es de Mario Martín del Campo

Una forma de vida

Una_forma_de_vida

Una forma de vida. Nuevo poema de Oliverio Girondo en Momeces: texto y audio.

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.

Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar.

Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.

¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda… y nos hace cosquillas!

Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?…

Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.

Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.

Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.

¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos…. y de los camaleones!…

¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!… ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas… los de las madreselvas?

Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.

Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?

Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.

Burritos

Otro poema de Oliverio Girondo

Burritos

a Jane Schiaffino

¡Estoy tan cerca de ellos por haber trabajado!
Subir y descender la cuesta,
con la plena conciencia
que la carga es inútil,
y perder la pureza de los brazos cruzados,
sin alcanzar la gracia de agachar las orejas,
nis entir el orgullo de los crucificados…
¡Quién me diera la sabia incomprensión del niño,
que al pasar les arroja las piedras del camino…
o les salta al pescuezo y les besa los ojos!

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Insomnio

Un nuevo poema de Oliverio Girondo.

Insomnio

¿Será mío ese brazo que está bajo la almohada?
Las ideas me duelen como muelas cariadas.
Los minutos remachan sus clavos en mi sien.
Una inquietud sin causa me ilumina los ojos
y a través de mis párpados pasa un absurdo «film»…

En el sobre entreabierto de las sábanas blancas,
soy una larga carta que no tiene destino.

¡Azotadme!

azotadme+etreborn

Seguimos con Girondo. Hoy un nuevo poema, aparentemente más ‘oscuro’ que los últimos publicados.Pero siempre impactante, porque Girondo transmite sentimientos directamente a la piel, al estómago, a las vísceras… Sin pasar por el cerebro. Eso ya lo (vi)vimos en Poema 12, al menos yo.

La sugestiva imagen que encabeza este post está sacada de flickr y su autora es etreborn.

Como siempre: a continuación el poema escrito y al final el audio mp3.

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Calle de las sierpes – Oliverio Girondo

sierpes-old

Un nuevo poema de Girondo que me ha resultado especialmente grato, entre otras cosas porque no me esperaba un Girondo en Sevilla.

La foto que ilustra esta entrada es de la Calle sierpes, quizá en la misma época en que la describe Oliverio Girondo… y fijaos cuánta razón tiene el poeta: vemos hombres, muchos hombres… civiles, curas y uniformados, pero no hay mujeres. Ampliad la foto haciendo clic con el ratón y lo veréis mejor.

¿Qué pasaba en Sevilla (y en España probablemente) con las mujeres?…  A tenor del poema de Girondo hay que suponer que la Calle de las sierpes era un lugar  reservado al ocio masculino, se podría pensar incluso que de hombres con un cierto estatus: hacendados, como dice el poema. Ni mujeres ni parias. Los únicos trabajadores aquí son los camareros, los limpiabotas y los barberos.

Me he acordado de Machado con su Don Guido, «de mozo muy jaranero,
muy galán y algo torero» y más aún de ese «hombre del casino provinciano […] bigote gris, labios de hastío, / y una triste expresión que no es tristeza, / sino algo más y menos: el vacío / del mundo en la oquedad de su cabeza.»

Menuda España que teníamos…

Bien os dejo, como siempre con el poema de Oliverio y abajo el enlace para que escuchéis el audio. Espero que os guste.

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Poema 12: Oliverio Girondo

muamuamua

Vuelvo con Girondo, pero antes quiero presentaros a Leandro Lamas, autor de este maravilloso abrazo (clic en la imagen para ampliar) y magnífico ilustrador, como vosotros mismos podréis descubrir aquí.

Si queréis ver otros otros abrazos, con diferentes matices e intensidades, mirad aquí.

Y ahora… ¡Girondo!

Girondo pega fuerte. Así que aquí me tenéis otra vez en esta nueva faceta rapsoda, que ni yo mismo conocía.

Ojalá escuchar el poema os guste tanto como a mí recitarlo.

Aquí os dejo el texto (Poema 12 del libro Espantapájaros de 1932) y, más abajo, el audio.

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